Kimy

joven

En memoria de KIMY PERNÍA DOMICÓ, incansable luchador de los derechos de los Pueblos Indígenas, desaparecido el 2 de junio de 2001 en Tierralta, Córdoba

Colectivo de Trabajo Jenzera

KIMY, una autoridad tradicional nacido en la comunidad de Begidó hace 56 años, es nieto de YARI, el gran Jaibaná y Cacique Embera Katío, fundador de nuestras comunidades en el Alto Sinú. Y es hijo del también reconocido cacique Embera “Manuelito”, del cual heredó KIMY la fuerza para defender los intereses de su pueblo Embera. Bautizado como “Juan Domicó” (su nombre Kampunía) optó por el nombre con que lo llamó su abuelo Yarí: KIMY. Posteriormente cambiaría su cédula y adoptaría el apellido de su madre: Pernía. Hoy los Pueblos Indígenas de Colombia y sus amigos del mundo Kampunía lo conocen como “KIMY”. Ese nombre se ha convertido en el correr del tiempo en un sinónimo de fortaleza, rectitud, sabiduría ancestral y amor por su pueblo.

Sus primeros años hasta la adolescencia los vivió en su resguardo trabajando al lado de su padre. En estos años, recuerda KIMY, aprendió las enseñanzas de la naturaleza y entendió que un indio sin territorio no es indio (Drua ne ea, Embera ne ea). En uno de sus viajes con su padre a Tierralta  para vender platano, gallinas y cerdos, conoció a Gordon Horton. Gordon era un gringo viejo que en sus años mozos había sido lingüista y había trabajado en la evangelización de los pueblos indígenas en Panamá. Ya viejo y cansado, había perdido el interés, como el mismo lo expresara, de “seguir atormentando las almas indígenas con doctrinas ajenas a sus culturas”. Gordon Horton se radicó en Tierralta y casó mujer  cordobeza. Gordon le enseñó el Castellano y le enseñó a leer y escribir en esta lengua. Pero lo que más recuerda KIMY de Gordon fue que por primera vez escuchó de un hombre blanco de que los indios debían amar y defender sus territorios. KIMY mantuvo siempre manifiesta su  gratitud con este gringo y en sus charlas no falta alguna alusión a sus enseñanzas. Cuentan que una vez en los años 70, por allá cuando el EPL se fundara en el Paramillo, un jefe guerrillero en una concentración habló del imperialismo y lo sucios y despiadados que eran los gringos, se dice que KIMY tomó la palabra y le replico: “perdone señor guerrillero, pero mi experiencia ha sido otra, yo he conocido un gringo bueno”.

Posiblemente Kimi, (izq.) foto de Reichel Dolmatoff

Posiblemente Kimi, (izq.) foto de Reichel Dolmatoff

Años más tarde, el EPL asesinó a cuatro ambientalistas que hacían estudios de flora y fauna en la región. Eso sucedió en bocas del río Esmeralda, en el corazón del territorio indígena. Estos ambientalistas, que también eran funcionarios del Estado, fueron bajados de la lancha por el grupo guerrillero y después muertos a tiros. KIMY, su padre Manuelito, para ese entonces el Nokó (jefe Embera) de las comunidades indígenas del Alto Sinú y su tío Santander (hermano de Manuelito) se encontraban en la lancha. Fueron injustamente acusados de que ellos habían entregado a los funcionarios al grupo guerrillero. “Para aquella época el indio no valía nada”, dice KIMY y fueron recluidos en una cárcel de Montería por cerca de un año, sin que fueran llamados a juicio o hubieran sido interrogados. “Esa fue mi universidad”, dice KIMY, “allí aprendí lo que podíamos esperar de los blancos”. Sin embargo KIMY jamás guardó rencor por ese atropello y habla más bien con jocosidad por las adversidades pasadas. Su padre sufrió graves quebrantos de salud y moriría pocos años después. Según palabras de KIMY  “es que las aves de monte no resisten el cautiverio”.

Cuando salió libre, decidió irse sólo a vivir a las cabeceras del Esmeralda, donde la selva era virgen.  Según él para alimentar su espíritu y olvidar lo que le había hecho el Kampunía (“hombre blanco” en Embera). Allí se ganó el sobrenombre de “príncipe de la selva”. De allí no saldría sino hasta que fueron a buscarlo los indígenas para que impulsara las luchas que debía dar el Pueblo Embera contra las amenazas de ser inundado su territorio por la represa de URRA. Ese es su talante: Cuando no lo necesitaban prefería pasar inadvertido cazando, pescando, sembrando su yuca y su plátano. Pero como todo “Sarra” (líder guerrero), estaba presto a defender a su pueblo cuando lo llamaran. Por eso siempre rehusó cualquier cargo en el cabildo, pues como el dice “para trabajar por mi pueblo no necesito que me den un título o me nombren en un puesto”.

KIMY nunca ha ambicionado bienes materiales, por el contrario es muy crítico de aquellos indígenas que tomaban las costumbres del Kampunia de atesorar riquezas y diferenciarse de sus hermanos por medio del dinero. Esto le acarreó muchos malquerientes en el Resguardo, ante todo de aquellos que explotaban los recursos naturales de sus territorios, sin compartir las ganancias. Fue el gestor de la primera ordenanza del Cabildo Mayor, suspendiendo el corte de madera con fines comerciales, para  según sus palabras “darle un descanso a la selva y podernos reconciliar con ella, después de tantas ofensas que le hemos hecho”. En esa tónica fue que concibió la idea de recuperar el Mito de Karagabí y las leyendas del agua para interpretar los problemas que vive el pueblo Embera Katio del Alto Sinú. De allí es que surge el Gran árbol Jenené, que es el Pueblo Embera con sus raíces de la CULTURA, el  TERRITORIO, los RECURSOS NATURALES, la ORGANIZACIÓN y la AUTONOMÍA.  Fue también el que hizo la investigación con su gente para recuperar el nombre Embera de las comunidades: Totumá, se cambió por Zambudó, Pulga por Tundó, Caracas por Karakaradó, Pita por Juncaradó, etc. “recuperar los nombres indígenas”, decía KIMY, “es comenzar a recuperar la dignidad de nuestras comunidades”.

Por allá a comienzos de los 90, las FARC arriaron todo el ganado de las fincas de Saiza. Ese ganado lo bajaron por el río Esmeralda. Ganado que se iba quedando o cansando se lo entregaban a los indígenas. KIMY en esa ocasión les advirtió a los indígenas de que ese ganado no era “bien habido” y que no debían recibirlo.  Pero también porque su malicia indígena le decía que tarde o temprano las FARC pasarían la cuenta de cobro por ese “favorcito”. En el año 96 KIMY recibió una razón de Urabá, de que el conocido jefe paramilitar llamado “Veterina”, uno de los damnificados por el arreo de ganado de las FARC, iba a bajar por el Esmeralda, matando a todo aquel que tuviera ganado robado. Para esa época los madereros indígenas del Esmeralda, se habían convertido en los críticos del Cabildo y más proclives a recibir los regalos de la Empresa URRA, en contra de lo que pensaba el Cabildo Mayor y KIMY, de exigir una indemnización acorde con los daños e impactos que ocasionaría la represa a las comunidades indígenas. También para esa época tres indígenas del Esmeralda habían incendiado el Tambo de gobierno del Resguardo Karagabí y soplaban vientos de discordia con los líderes de estas comunidades. No obstante KIMY “al enterarme del pensado de “Veterina”, supe que debía ir a defender a esos emberitas, así estén en contra de nosotros”. Pues dentro de los “candidatos” de Veterina estaban los que habían incendiado el Tambo de Gobierno. KIMY viajo a Carepa, converso con dos líderes paramilitares pidiéndoles que no aplicaran esas medidas en el Resguardo, que el por su parte se encargaba de que el Cabildo Mayor recogería el ganado y lo devolvería y que en ese momento el Cabildo se encontraba creando mecanismos para aplicar una justicia que impidiera que en el futuro se siguieran dando ese tipo de hechos. También se reunió con el General Rito Alejo del Río, comandante de la base militar de Urabá, pidiéndole protección para estos indígenas. El caso es que la anunciada masacre nunca se dio. Así es su estilo. Desgraciadamente sus malquerientes indígenas del Esmeralda, muchos de ellos sus familiares, no han apreciado esta nobleza de espíritu.

A principios de los años 90s, junto con un grupo de jóvenes líderes Embera Katío entre quienes se destacaba el asesinado LUCINDO DOMICÓ CABRERA, KIMY asume la tarea de frenar la agresiva imposición del Proyecto Hidroeléctrico Urrá. En 1995 organizó el Do Wambura (Adiós Río), una movilización de 1.000 Emberas desde el Resguardo de Karagabí hasta Lorica, primera protesta masiva y colectiva del Pueblo Embera del Alto Sinú, fruto de la cual se iniciaron las negociaciones con el gobierno y la empresa Urrá S.A. Hasta ese momento y a pesar de estar en construcción la obra, la empresa no había hablado con las comunidades Embera, los directos afectados.

KIMY fue uno de los principales promotores de la conformación del Cabildo Mayor del Alto Sinú, el cual luego se dividió trayendo pesar y conflictos internos. La unión del Pueblo Embera era su fortaleza. Esto no le interesaba ni a la Empresa URRA ni a los madereros, y tampoco a todos aquellos intereses egoístas que han usufructuado las tierras y los recursos del territorio Embera. Las acciones mal intencionadas del Gobierno municipal y departamental, con el apoyo de instituciones del Estado como la División de Asuntos Indígenas del Ministerio de Gobierno y el Ministerio del Medio Ambiente, llevaron al traste la aspiración de unidad del Pueblo Embera Katío del Alto Sinú, como lo confirmó la Corte Constitucional en la Tutela que reconoció los derechos de los Embera Katío.

KIMY también estuvo presente en la ocupación pacífica de la Embajada de Suecia en 1996, llevada a cabo para protestar por el incumplimiento de los acuerdos del Do Wambura. Desde ese momento KIMY entendió que en Colombia la única forma de hacer cumplir los derechos y defender la integridad organizativa, cultural y territorial de su pueblo, se lograba por medio de la movilización.

Luego del asesinato de LUCINDO DOMICÓ, en abril de 1999, KIMY debió salir de Tierralta y refugiarse en Bogotá para evitar que fuese asesinado y poder participar en las tareas de preparación de la negociación con Urrá. Fue figura destacada en el fallido intento de negociación con el gobierno en Coveñas. De esta forma, inició la nueva etapa de lucha contra el arbitrario Ministro del Medio Ambiente, Juan Mayr, que otorgó ilegalmente la licencia a la hidroeléctrica.

En desarrollo de las acciones de defensa del pueblo Embera Katío, KIMY viajó a Canadá en noviembre 1999, invitado por la Comisión de Derechos Humanos de las Iglesias Canadienses y Desarrollo & Paz, justo cuando el Ministro JUAN MAYR otorgó la licencia de inundación a la Empresa Urrá S.A. Allí, KIMY denunció la violación de los derechos de su pueblo y precisó las razones de la resistencia al megaproyecto Urrá, lo que le acarreó la malquerencia de la señora FANNY KERZMANN, para ese entonces embajadora de Colombia en Canadá. Así mismo, compartió con los indígenas canadienses los impactos que se producirían con la obra: potenciación del conflicto armado, amenazas y chantajes extorsivos de los grupos armados para presionar impuestos de guerra y lo que más le preocupaba: la crisis interna que amenazaba con dividir a su pueblo. Esas situaciones se han hecho realidad. Y KIMY se encuentra hoy secuestrado por los enemigos del pueblo Embera Katío.

A su regreso a su querido Resguardo Karagabí, se sumó a la Gran Marcha Embera, que salió del territorio indígena el 29 de noviembre de 1999, y que estuvo frente al Ministerio del Medio Ambiente hasta el 26 de abril de 2000. En esta acción fue el principal gestor del proceso de negociación y defensa de los intereses de su pueblo. Asistió, llevando la palabra de su pueblo a casi todas las universidades colombianas, a colegios de primaria y secundaria, donde dejó una memoria de la dignidad y la lucha de los indígenas. Luego, en el incumplido acuerdo con el gobierno nacional, Kimy fue uno de los principales asesores de los gobiernos indígenas. Su fuerza, su palabra, su absoluta convicción y su rectitud, le generaron el aprecio de las gentes que vivieron la toma del Ministerio del Medio Ambiente. Es seguro que sus enemigos también conocieron su talante, pues en esa época los Cabildos denunciaron un Plan para asesinar a los asesores del gobierno indígena.

A principios del 2000 visitó los Estados Unidos invitado por la Red Internacional de Ríos (IRN) y Global Exchange. Allí estuvo en varios eventos importantes de defensores de derechos humanos en Berkeley y San Francisco. En Washington se entrevistó con varios senadores y representantes y expuso los problemas generados por la represa Urrá. Así mismo, se entrevistó con funcionarios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para gestionar lo relacionado con las medidas cautelares solicitadas por los Cabildos Mayores de los Ríos Verde y Sinú, pues ya se evidenciaban los impactos del llenado y operación de la represa.

También en el año 2000 asistió en Buenos Aires a un Seminario Internacional sobre Experiencias Territoriales de los Pueblos Indígenas, organizado por IWGIA (Grupo Internacional de Trabajo de Apoyo a los Indígenas), donde expuso las más importantes conquistas realizadas por el pueblo Embera.

A principios de este año, KIMY regresó a Canadá, invitado por el Comité de Derechos Humanos de las Iglesias canadienses, para asistir a la Cumbre de los Pueblos, donde denunció los efectos que el ALCA tendrá sobre los pueblos indígenas, en especial las presiones existentes para anular el carácter imprescriptible de los territorios indígenas y dejarlos libres para la explotación económica. En esta ocasión visitó varias comunidades indígenas de las Primeras Naciones canadienses, con las cuales  compartió sus experiencias.

KIMY había salido de la zona un mes atrás para participar en el Primer Congreso de los Pueblos indígenas del Pacífico colombiano, realizado del 24 al 29 de Mayo de 2001 en puerto pizario  (río San Juan). A su regreso se reunió con la delegación de indígenas de las Primeras Naciones de Canadá en Medellín. A su llegada a Tierralta se encontró con las noticias sobre la masacre de campesinos en el resguardo Karagabí (comunidad de Sambudó), perpetradas por las FARC, lo que le causó mucho dolor, pues las relaciones de los indígenas con este sector pobre de la población colombiana habían mejorado notablemente.

Cabe destacar que KIMY es uno de los líderes tradicionales más valiosos y apreciados no sólo por el Pueblo Embera Katío, sino por los pueblos indígenas Embera del Pacífico y de Colombia. Es también la persona que ha encabezado todas las movilizaciones de las comunidades indígenas del Alto Sinú, para defender los derechos de su pueblo Embera Katío al Territorio y a la Cultura, derechos que comenzaron a ser vulnerados con la construcción de la represa de URRA. KIMY ha defendido con su palabra y su obra la Autonomía de nuestros pueblos para que los actores armados, que hoy siembran el terror en los territorios indígenas, no realicen sus confrontaciones en nuestros territorios y menos que nos involucren en esta guerra que no es nuestra.

Hoy el Pueblo Embera Katío reclama a su mejor dirigente y no descansará hasta obtener su regreso sano y salvo para que siga orientando los destinos de su pueblo.

Mayo de 2006

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Documentos

1. Los indígenas colombianos vamos a buscar KIMY

2. Asesinado Lucindo Domicó, 2000

3. ¿Dónde está Kimy?

4. Urrá y los embera katío del Alto Sinú

5. Qué intentan “justificar”

6. Entrevista a Kimy Pernía 2001

7. Movilización cultural del pueblo Embera Katío del Alto Sinú