En el actual levantamiento de los jóvenes emerge de manera silenciosa pero enérgica, un rechazo a la crisis ambiental que vive Colombia, provocada por un modelo económico que no hemos elegido los colombianos. Un modelo que ha sido implantado con violencia y bajo unas ideas de desarrollo y civilización excluyentes, pensadas por unos pocos para beneficio de otros pocos.
“Los bienes naturales de mi territorio no tienen precio. A la tierra y al agua no podemos tratarlas mal, pues son las que nos dan el alimento. Tampoco podemos lastimar a los animales que conviven con nosotros, pues la selva, que es nuestra casa, también es la de ellos. Karagabí nos ordenó conservar esta casa común, de lo contrario nos caería su castigo. Hoy 2 de junio de 2021, que se cumplen 20 años de la desaparición de Kimy, adquiere transcendencia ética el pensamiento telúrico de Kimy Pernía. Un pensamiento que percibe a los seres humanos como parte esencial de la naturaleza. Esa autenticidad de sus ideas nos anima a continuar buscando cambios en la forma de relacionarnos con el territorio, en íntima comunión con todos los seres vivos que comparten con nosotros la vida en el planeta. Salvatore Mancuso, ordenó arrojar el martirizado cuerpo de Kimy al río Sinú. Kimy volvió así al río que lo vio nacer, que lo vio crecer, que le dio alimento, que tanto amó, por el cual luchó y por el cual ofrendó su vida. Querido hermano, allí puedes descansar en paz.