Homenaje al colegio Kimy Pernía a los 10 años de su fundación

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Colectivo de Trabajo Jenzera


Junio 2019/Muralistas del Colegio Kimy Pernía

Querido colegio, queridos profesores y directivas, queridos empleados y queridos alumnos del Kimy. Este es un día muy especial para el Colectivo de Trabajo Jenzera.

Es un honor poder celebrar con ustedes estos primeros diez años de funcionamiento de un plantel educativo que ha inculcado en sus alumnos el respeto por la diversidad cultural y la defensa del medio ambiente  en nuestro país.

La crisis ambiental que vive Colombia, que se manifiesta con desbordamientos de ríos, inundaciones, avalanchas y derrumbes que ha costado la vida a cientos de colombianos, destruido vías y arrasado con viviendas y cultivos, es la consecuencia de una economía que convierte ríos, bosques y montañas en objetos que se pueden comprar y vender. “Esa economía —decía Kimy— no la hemos elegido los pobres, la han elegido unos pocos para beneficio de muy pocos”.

“Los ríos y bosques de mi tierra no tienen precio”, les decía Kimy a los parlamentarios canadienses, recordándoles lo que había heredado de sus ancestros, de que “a la tierra y al agua no podemos tratarlas mal, pues ellas nos dan el alimento. Tampoco a los animales que conviven con nosotros, pues la selva que es nuestra casa, también es la de ellos.”

Hoy queremos recordar con ustedes, queridos alumnos del Kimy, este pensamiento de Kimy, porque tiene más validez e importancia que nunca. Es un pensamiento que ve a los seres humanos como parte indivisible de la naturaleza. Es esa autenticidad de sus ideas, lo que nos ha animado a muchos a buscar cambios en la forma de establecer relaciones de solidaridad con la naturaleza, en íntima unión con todos los seres vivos, con la selva, los ríos y las montañas, y con todos los animales y plantas que comparten con nosotros la vida en el planeta. Esta es la enseñanza más grande que nos ha dejado este hombre excepcional.

La vida y la salud del planeta, así de sencillo, dependen de que acatemos esa herencia espiritual que nos dejó Kimy. Son enseñanzas que pueden alumbrar a aquellas civilizaciones, que hoy carecen de memoria, virtudes cívicas y moral histórica.

Kimy, como gran observador que era de los problemas de su pueblo, era muy crítico de aquella educación que se impartía en las comunidades indígenas que aislaban a los mayores, cortando la transmisión intergeneracional de conocimientos. También le intranquilizaba mucho que los niños indígenas crecieran sin mayores conocimientos sobre sus prácticas culturales ancestrales. Pero, sobre todo, que asimilaran elementos de la cultura occidental, por la vía de una educación impuesta desde afuera, que no traía consigo la armonía social, el bienestar colectivo y el respeto por la diferencia cultural del país. De allí que su gran preocupación fuera no poder crear las bases para educar a las siguientes generaciones, y asegurar así, que no desapareciera su cultura en el mediano plazo.

Junio del 2009/durante la fundación del colegio Kimy Pernía

Para finalizar queremos recordar las palabras de dolor y agradecimiento, con las cuales nos despedimos de Kimy, cuando supimos que había sido asesinado:

“Querido amigo Kimy: El Colectivo de Trabajo Jenzera que integraste junto con Lucindo, te recuerda con agradecimiento. Karagabí te recibirá como a otro de sus buenos hijos y tu pueblo y amigos continuarán tus luchas aquí en la tierra. No olvidaremos ese afecto por la naturaleza y diversidad de la vida que nos legaste, pero te extrañaremos mucho.

Bosa, 6 de junio de 2019

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