Día Internacional de defensa del Ecosistema Manglar

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El 26 de julio se conmemora aquel día de 1998 en que Hayhow Daniel Nanoto, activista ambiental originario de Micronesia, murió de un paro cardiaco durante una acción de reforestación de una zona de manglar devastada por la instalación ilegal de una langostinera. A partir de la muerte de Hayhow, esta fecha se estableció como el Día Internacional de defensa del Ecosistema Manglar.

El manglar es La zona más biodiversa y productiva de los Ecosistemas Marinos Costeros Ecuatoriales. Es un espacio de vital importancia para los pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes que habitan y conviven con el manglar, pues es una rica fuente de recursos: alimentos, medicinas y materiales para la construcción de sus viviendas.

Los bosques de manglar en Colombia cubren una superficie aproximada de 300.907 hectáreas. Los manglares están ubicados principalmente en el litoral Pacífico (233.403 Ha) y el resto en el Caribe (67.504 Ha). En los manglares colombianos del Pacífico se han identificado nueve especies de mangle, mientras que en el Caribe solo se encuentran cinco. Los manglares en Colombia se encuentran desde la desértica península de la Guajira con rangos de precipitación de 150 mm anuales, hasta los 8.000 mm en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño.

En la Costa Pacífica los manglares se distribuyen en una franja casi continua, desde el río Mataje en el departamento de Nariño, hasta las cercanías de Cabo Corrientes en el departamento del Chocó, donde se interrumpe para continuar con pequeñas franjas en el golfo de Tribugá, la ensenada de Utría y en Juradó, en los límites con Panamá.

En el Litoral Caribe debido a la poca penetración de la marea, los manglares se reducen a estrechas franjas inundadas a lo largo de la línea intermareal, formando parches dentro de lagunas, ciénagas, estuarios y desembocaduras de ríos y quebradas.

Las mayores extensiones de manglar se encuentran en la ciénaga Grande de Santa Marta,

el canal del Dique y los deltas de los ríos Sinú y Atrato. Pequeñas áreas se ubican en las desembocaduras de los ríos Palomino y Don Diego en el Parque Nacional Natural Tayrona en el Magdalena y en el territorio insular, en los archipiélagos del Rosario y San Bernardo en el departamento de Bolívar, además de las islas de San Andrés y Providencia.

La costa del Pacífico se divide en dos regiones diferentes: La primera está ubicada al Norte, entre Cabo Corrientes y Panamá con una extensión de aproximadamente 375 km de longitud. Esta parte está constituida por costas altas muy accidentadas, de acantilados que llegan al mar desde la serranía del Baudó y alcanzan hasta100 metros de altura a poca distancia de la costa. La segunda zona tiene inicios en el Cabo Corrientes y se prolonga hacia el Ecuador. Esta región de la costa es baja, aluvial, con planos inundables cubiertos por manglares y sólo interrumpidos por pequeños tramos de acantilados en las bahías de Málaga, Buenaventura y Tumaco.

En la costa del Pacífico la explotación del mangle se remonta al año de 1945, cuando se inició la utilización de la corteza como materia prima para la industria de taninos. La mayor explotación de taninos se dio entre 1952 y 1968, años en los que se obtuvieron en promedio 30.000 toneladas, equivalentes a un volumen maderable de 315.000 metros cúbicos/año. Esto se suspendió afortunadamente. Pero se siguió extrayendo mangle en pequeñas cantidades para las construcciones de las comunidades y para la elaboración de carbón vegetal. Sin embargo, en los diferentes encuentros y recorridos que hicieron las comunidades en el marco del trabajo de la Mesa Manglar, que orienta el Colectivo de Trabajo Jenzera, surgieron preocupaciones y denuncias por un incremento en el volumen e intensidad de extracción del mangle para vender directamente pilotes y para obras de construcción civil en los municipios costeros de Nariño.

El Pacífico costero, con sus manglares, playas, espléndidos bosques y admirables culturas, atraviesa otras realidades mucho más fuertes que impactan los manglares y las comunidades. En los últimos años pasó de ser una zona olvidada de Colombia y un remanso de paz, a ser uno de los escenarios más crudos del conflicto armado. En los últimos 10 años, la coca ha adquirido un crecimiento vertiginoso que incluye todas las fases de economía ilegal: Producción, síntesis, tráfico y lavado de activos. Esta economía ilegal ha irradiado la esfera política, contribuyendo a la desinstitucionalización de las regiones.

Más recientemente se ha incrementado de forma desastrosa la extracción de recursos del subsuelo, fundamentalmente del oro. Esta minería, además de ser ilegal, viene apropiándose de vastos territorios del Pacífico, vía concesión legal de títulos, y degradando de forma irreversible los ríos y territorios de comunidades negras e indígenas.

Los casos más visibles se presentan en los ríos Dagua, Anchicayá, Mallorquín, Cajambre, Timbiquí y muchos otros más.


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