A los 40 años de Karmatarúa

| 0 comments

Colectivo de Trabajo Jenzera

Queridos amigos y compañeros,

El Colectivo de Trabajo Jenzera llega a Karmatarúa con emoción para acompañar al resguardo en esta celebración de sus 40 años de existencia y para enaltecer la resistencia de un pueblo que no quiso jamás renunciar a su cultura y tradiciones y mantener viva su lengua, en un mundo que se empobrece culturalmente por la extinción socio-cultural de muchos pueblos indígenas. El pueblo antioqueño y en especial los habitantes de Jardín y Andes deben estar muy orgullosos de tener una comunidad indígena que ha sacado la cara por el resto de comunidades indígenas de este departamento.

Pero eso no es todo. Fue aquí en Karmatarúa donde empezó todo.  Aquí fue donde se oyó el primer grito de rebeldía de los indígenas embera por la libertad. Aquí empezó la lucha embera por la tierra, extendiendo a esta parte de Antioquia las luchas de los indígenas colombianos, en especial las luchas de los indígenas caucanos, que a su vez heredaron las luchas de Manuel Quintí Lame.

Pero hay más aún. Karmatarúa, es el punto central de referencia para el desarrollo institucional de muchos resguardos embera y para la fundación de la Organización Regional de Antioquia, OIA.

Es por esto que consideramos que esta celebración es también una cita con la historia. Es una cita con la memoria, para recordar tantos hechos deshonrosos que ha sufrido esta tierra en su historia, desde el momento en que le fue arrebatado al resguardo su nombre ancestral de ‘Karmatarúa’ (tierra de la pringamoza) por el cura misionero Ezequiel Peláez que llamó a esta tierra “Cristianía”, una tierra que al decir del paisano de los embera Manuel Mejía Vallejo, eran “viejas montañas del indio, desplazado cada vez más hacia otras selvas; pues el avance de la civilización sobre estas tierras era “un derecho tomado, no dolía la injusticia al practicarlo, también la tierra y el hombre debían pagar su tributo obligatorio, pues según el enfoque del colonizador antioqueño, “esta era la ley del arrasamiento creador y civilizatorio del pensamiento campunia”.

Ahora que nos encontramos en un momento crucial en la lucha por la paz y por el reconocimiento de los derechos de los indígenas y campesinos, en un entorno social, cultural y económico que se ha tornado hostil para su bienestar, vale la pena recordar la espléndida visión que tenía Vallejo de esta tierra, visión que contrasta enormemente con la epopeya colonizadora paisa: Decía Vallejo,

“Desde niño cuando salía a pescar en el San Juan, de más piedras que aguas en su cauce, o a pie y a caballo por las trochas de lo que aun era selva grande, ejerció sobre mí una atracción singular ver a los indígenas en sus tambos, o dedicados a tareas cotidianas de sembrar maíz y yuca, modelar vasijas de barro y soplar la flecha en la cerbatana para la caza menor. Esa curiosidad se acentuó al ir conociendo sus costumbres, sus leyendas y poesía, donde aparecía ante mi sensibilidad un mundo inusitado”.

Esta celebración es la ocasión más propicia para volver abarcar con la mirada todo lo que fueron creando estos pioneros de las luchas indígenas de Antioquia en estos cuarenta años de vida del resguardo, recordando a todos sus protagonistas, que con su palabra, su ejemplo y su obra, colaboraron para que Karmatarúa siguiera siendo un emblema organizativo para los indígenas de Antioquia.

Evidentemente un lugar de armonía y regocijo de sus habitantes, “un lugar desde el cual se puede mira con compasión al resto del mundo”.

A Aníbal Tascón, el fundador y primer mártir embera de Karmatarúa.

A Pablito Guasarabe, el gran Jaibaná

A Concepción Carupia, la querida “Conchita, que nos acompañó hasta este año.

A Gloria Tamanís, la acompañante espiritual de los guardias indígenas,

A los maestros Rubén y Macario, que le han dado un vuelco a la educación.

A las poetas y educadoras Gladys Yagarí, Eulalia Yagarí, al poeta e historiador Alejandro González Tascón.

Pero también a la larga lista de gobernadores del resguardo, que ya no están con nosotros:

Joaquín Tascón (1976)

Evelio Yagarí (1977)

Leopoldo Yagarí (1978)

Luis Aníbal Tascón (1979)

Isaías Tamanís (1980)

Iván Cértiga (1981 y 1993)

José Libardo Niaza (1982)

Pedro Pablo Yagarí (1995, 1996 y 1997)

Y a los que están aquí y todavía nos acompañan en estas luchas:

Apolinar Yagarí (1983 y 1988)

José Pompilio Sáigama (1984, 1987, 1992 y 2007)

Gonzalo Carupia (1985)

Carlos Panchí (1986)

Edilberto Tascón (1989)

Darío de Jesús Cortes (1990)

Amado de Jesús Carupia (1991, 1998 y 1999)

Edilson Yagarí Yagarí (2000)

Gilberto Antonio Tascón (2001 y 2003)

Norberto Tascón (2004 y 2005)

Gloria Elena Tamanís (2006)

En especial queremos recordar a su gobernador actual, Aquileo Yagarí Vélez, que dirigió al resguardo los años 1994, 2008 y 2012. Con él nos une una amistad de muchos años, desde que participaba como alumno, primero y como profesor después, de la Escuela Interétnica del Colectivo de Trabajo Jenzera. Experiencia que ha sido muy importante en el acompañamiento de procesos organizativos de otros pueblos embera katío del resguardo Quebrada Cañaveral en el Sur de Córdoba y del resguardo La Puria en el Chocó. Pero también de pueblos indígenas del Llano, presencia solidaridad que ha puesto en alto el nombre de Karmatarúa en el contexto indígena nacional.

Mencionamos por último, aunque hacen parte de las instituciones más importantes del resguardo, a sus guardias indígenas, orgullo no sólo del resguardo, sino de la región, cuyos bastones de mando han hecho respetar y son garantía del orden en su región, como lo demostraron en las marchas cafeteras.

Todos ellos, faltan muchos más, son ejemplos de constancia y pujanza, que tiene nombre propio: Karmatarúa, cuyas montañas y cerros tutelares les dieron la fortaleza para, como ellos dicen, “reafirmarse y pronunciarse limpia y libremente sobre la geografía de Antioquia”, un territorio que fuera considerado baldío por las autoridades, a pesar de la milenaria presencia indígena.

De todos estos hombres y mujeres ejemplares aprendió el pueblo chamí a erradicar de sus vidas el egoísmo, la insolidaridad, la mezquindad y el individualismo y a ratificar día a día el compromiso y voluntad de lucha y resistencia de las comunidades.

El mundo indígena anda enfermo por estos días. Estas palabras con las cuales recordamos la importancia de Karmatarúa quieren ser nuestra contribución a este evento que consideramos que es un ‘Benecuá social’, que tiene como fin devolverle el alma al enfermo, para que todos los territorios de indígenas de Antioquia y Colombia, vuelvan a ser fuentes de vida, alegría, bienestar y libertad.

Enhorabuena un puñado de indígenas chamíes, pobres y desposeídos, humillados y ofendidos, decidieron hace 40 años rebelarse contra el poder de los gamonales para recuperar las tierras de su resguardo. Nos lo decía el corazón: estábamos viviendo una hora americana, de esas insurrectas que le han dado giros radicales a la historia. Hoy sus hijos y nietos tienen la obligación de mantener vivo este legado, no entregar jamás las conquistas logradas, no dejarse doblegar ante la fuerza y continuar el camino abierto por ellos.

Gracias Karmatarúa por habernos recibido con tanta generosidad y hacernos sentir como en nuestra casa. Sobre todo gracias por hacernos participes de tan extraordinario evento.

Karmatarúa, julio 9 de 2016

Leave a Reply