Mario Calderón y Elsa Alvarado (20 años después)

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Colectivo de Trabajo Jenzera

Este 19 de mayo de 2017 se cumplen 20 años del asesinato de Mario Calderón y Elsa Alvarado. Hoy recordamos al amigo que nos dio la mano para enfrentar los difíciles momentos por los que pasaban los indígenas Embera del Alto Sinú, en sus luchas por la defensa de su territorio contra la represa de Urra. Estaba encargado de las tertulias ecológicas del CINEP —que nos formaron como activistas ambientales— cuando convocó, el 10 de mayo de 1997, una audiencia en el CINEP para analizar los efectos de la represa de Urra sobre el Parque Nacional Natural de Paramillo y sobre el resguardo Karagabí y   sus pobladores indígenas, una audiencia que fue abierta por el también generoso amigo de los indígenas, el recientemente fallecido Gabriel Izquierdo S.J., para entonces director del CINEP.

Al cumplirse 6 años de la muerte de estos queridos amigos, escribimos estas palabras:

“Él ex jesuita, ella comunicadora… una pareja de enamorados de la vida y la naturaleza en todas sus formas de expresión. Ese amor por la vida y la naturaleza los llevó paradójicamente a la muerte, una cruda madrugada del 19 de Mayo de 1997 en su hogar de Bogotá, donde la personificación de la intolerancia y maldad de esta Colombia les robó la vida…

Para recordar hoy ese legado de amor y dignidad que nos dejó, reproducimos un texto que nos leyó en una de las sesiones de las tertulias ecológicas:

“Los herejes son primos hermanos de los profetas. Profetas, no en el sentido más ordinario de la palabra, o sea, adivinos. Tampoco profetas en el sentido etimológico de la palabra: Pro–fari el que habla delante de los importantes, de los serios, los aceptados, los rentables, los legitimados, los ordinarios, los docentes.

Los profetas y los herejes hablan para develar y desenmascarar. Son emblemas de los procesos de insubordinación en las sociedades. Los herejes dejan siempre mala fama, colillas, chismes por donde han campado.

Dejan tras de ellos hogueras sin llama pero con lumbre. Más tarde, pueden aparecer otros trashumantes a soplar con viento nuevo para que resurja la llama con la cual forjan sus armas de combate por los derechos de la herejía”.

Mario Calderón
Obispo de Oriente

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